evitar el imaginario común.
Un atrapasueños.
Tantas, tantas veces.
Tantas, tantas esperas.
Y ahora el no saber.
No puedo evitar el cadáver
de un niño en el baúl.
O rozar el techo por un segundo.
O el pescado dominical.
Y entonces, el no saber.
Ni puedo evitar, ni quiero
las noches eternas,
las palabras repetidas,
los reflejos, las preguntas,
los futuros.
No quiero evitar, ni puedo
los carteles, los caminos, los hoteles,
las trampas.
Y mañana, no sabré.

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