sábado, 12 de febrero de 2011

A vueltas con la areoformación

Reclinado como otrora, apenas crepúsculo,
circunnavegando la falacia impura
de la estática entre algodones.

Un ejercicio más, arrancar
el fondo de lo arcaico
sin elefantes que adoren
noches más innatas que los cuerpos.

Siempre restos, un hilo,
un laberinto, una idea.
Puertas abiertas de puertas adentro,
hoy ya no es todavía,
ya no quedan más tormentas en los valles
y los caballos se aíslan sobre sus costuras
rompiendo a graznidos el dudoso contar de lo alcanzable.

martes, 1 de febrero de 2011

Solo es eso

Caigo otra vez hacia una nube,
allá hay polvo y montañas alopécicas
que se aturden con la extrema lanza del equívoco
engatusadas por deshielos inocentes
y rotas, rotas playas de perfectas calideces.

Habito torres ajenas, prófugo y tránsfuga
de vértebras y códigos,
de caminos sobre caminos y otras carreteras,
algo de yeso, un profundo silencio,
el breve despertar de lo vívido,
aquella otra espuma de mares mesetarios.

Sin coste ni baldíos, la duda
de irse construyendo a atropello sobre atropello,
los ojos cerrados,
el camino incierto.
Lo cotidiano en el horizonte,
el hogar en un millón de hogares,
la lúgubre esperanza de un día sin silencios.

Pero ahora es todo una sístole, un espamo,
un fractal encadenado
que no se tiene más que a sí mismo.

Y sin lanas ni azules ya,
sin mapas ajenos,
sin mirar.
Solo sujetandose en el viento.