sábado, 31 de octubre de 2009

Diez minutos antes de medianoche

Me sorprende el amanecer sentado,
vista al horizonte, de par en par los ojos,
mirando
pasar piedras que se apean dos estaciones más tarde.

Ando distraído arrancando briznas
de hojaldre con las yemas de mis pies,
como olfateando un relámpago,
una lágrima.

Queda por venir una ráfaga sencilla,
que faltó con aviso el mes pasado
y dejó azules en mi puerta.

Bueno, y lo demás también,
pero a nadie importa ya.
Los pertrechos ruedan colina arriba
huyendo.

Una última vez.
No.
Ya fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario