Éste calor de octubre. Éstas lluvias tan de septiembre. Éste julio tan extraño. Éste clima no me pertenece.
Yo sudaba en verano, yo temblaba en invierno, en otoño al volver a casa, arrastraba los pies sobre un manto de hojas secas y las lanzaba al aire a patadas. En primavera, sólo disfrutaba los colores.
Pero hoy veo florecer los almendros y sé que son flor de un día, qué mañanan caerán a trozos prematuros por una nieve adelantada que no sabe exactamente si tiene que caer o simplemente deshacerse en el aire.
Yo recuerdo mirar el calendario y saber si mañana tocaba manga corta o el abrigo. Pero ya queda lejano. Y ahora las lluvias vienen cuándo vienen y el frío se va cuándo se va.
Y todo es tan, tan extraño.
Al fin y al cabo cada uno de nuestros gestos los más grandes los más pequeños lo que hacemos lo que no hacemos lo que callamos nos hace construir nos hace contruirnos pero también destruir y nos hará destruirnos.
No hay placer que sea malo en sí mismo. Lo que es malo son las desagradables consecuencias que puedan resultar si no se usa la cabeza cuando se decide qué placeres perseguir y cuáles evitar.
Epicuro 341-270 a.c.
Lo que pudo existir brilla un instante, Luego deja sus sombras marcadas para siempre, Fue tiempo de soñar, y sin embargo Estaban ya las cartas repartidas. (Luís García Montero. Habitaciones Separadas)
Tú no eres como los demás niñ@s -decía mi madre- Y si no puedes sobrevivir en este mundo, mejor será que te construyas uno propio. (J. Winterson)
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