
Quedó ya lejos.
Su hogar estuvo
dónde estaba su corazón
y su corazón se había deshecho
en un mal año.
Pasó el tiempo,
él durmió,
se fue olvidando
de que había sido
de que había tenido un nombre
y hablaba de sí mismo en pasado
cómo si ya no estuviera.
Y poco a poco fue perdiendo
la voz y la memoria
se le fueron cerrando los ojos
no encontraba otro corazón
ni siquiera el suyo
aunque prometiese
que estaba aquí hace un momento.
Y un día,
simplemente,
ya no despertó.
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