Siempre acabamos
quemando las naves.
No de repente,
no como antes,
pero siempre acabamos
quemando las naves.
Un día es una vela,
otro es un mástil
y un día cualquiera
las anclas se hunden,
los timones arden
sin darnos cuenta
que prendimos la nave
y un día regresamos
añorando la tierra
y sólo encontramos
océano...
océano...
eterno océano.
Y entonces recordamos
que siempre acabamos
quemando las naves.
Estrellas que alcanzar
Hace 6 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario