Cabalgan los helicópteros estos montes lejanos
del más mortal de los destierros
y las lomas azules se transforman en ríos
que arrastran luna a luna
el mar sináptico de los siglos difusos.
Si de aquí los arqueólogos desenterrasen
jaulas ígneas o llantos, no sabrían
si la espiral fue fin o principio,
un alfa sin su omega en que se ahogaban
infantes nonnatos con el vano deseo
de una deconstrucción malvenida
en que se acumularon desidias insurgentes
y abyectas flores atrapadas en el aire.
Estrellas que alcanzar
Hace 6 años
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