martes, 27 de octubre de 2009

Khorne


Los días sin cielo se acabaron
suaves, como comenzaron, el mundo
tan ajeno, no lo sabe.

Las noches sin hielo se volaron
ausentes, como acabaron, la luna
tan difusa, lo consiente.

Las tardes sin cieno despertaron
eternas, como siguieron, los planetas
tan perfectos, ni lo sueñan.

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