Era eso. Simplemente eso. Que uno hay sitios dónde no puede mirar. Que tiene miedo.
Que se esconde todavía bajo las mantas y otras cosas peores para no mirar para no mirarse o peor para verse más allá tan otro que no duela para acallar esas otras voces que pudren y corrompen y llenar esos agujeros en el aire donde ya nada cabe. Todavía, a buenas horas, ésto.
No hay placer que sea malo en sí mismo. Lo que es malo son las desagradables consecuencias que puedan resultar si no se usa la cabeza cuando se decide qué placeres perseguir y cuáles evitar.
Epicuro 341-270 a.c.
Lo que pudo existir brilla un instante, Luego deja sus sombras marcadas para siempre, Fue tiempo de soñar, y sin embargo Estaban ya las cartas repartidas. (Luís García Montero. Habitaciones Separadas)
Tú no eres como los demás niñ@s -decía mi madre- Y si no puedes sobrevivir en este mundo, mejor será que te construyas uno propio. (J. Winterson)
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