jueves, 10 de septiembre de 2009

Tiempo de silencio

Tras la ventana, los comensales no se miran a los ojos. Sólo repiten frases hechas que escucharon en su día, mirando la televisión. Hoy ya nada les importa y aquellas risas se han ido quedando cada vez más en el olvido.

Se miran las manos. Están todavía sucias de mentiras. O de creencias de mentiras. Recorren, a veces, sin querer su cuerpo, cómo recordando viejas caricias, cómo calmando viejas heridas.

Ya no hay rencor, se han dicho. Pero no se miran a los ojos. Quieren estirar las manos, rozarse, se contienen.

Hoy no será el día que soñaron. Ni siquiera se dan dos besos al despedirse.

1 comentario:

  1. Ciervamente, hay palabras que sobreviven lo largo y ancho del tiempo. Me congratulo en saber que seguimos vivos y con buen gusto!

    Un abrazote!

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