sábado, 12 de septiembre de 2009

Ellos dicen mierda...

La violencia, partera de la historia, me mira desde la cuneta, sonriendo
cómo un rijoso preadolescente que jugase a ser elefante destetado,
sembrando de expresiones un reguero de lapiceros descuadrados inmersos en una vorágine imperceptible de preámbulos absurdos sin más intención que el retruécano inverosímilmente retocado por unas manos malencaradas hacia las caídas impertérritas que de manera sucesiva han repoblado los evos extraños donde incluso la muerte puede morir.

Dije: "Héme aquí"
Y fui.
Ahora es otro ahora.
Digo: "Áspero"

Y al otro lado del océano espeso hay una mancha febril que lagrimea gargantas y carreras en busca de la purificación del fuego devorado durante ese maldito instante en que el ser se difumina y se convierte en la esencia de lo que no ha sido ni será más que unos pequeños siglos transcurridos sin mayor importancia que la mirada de un niño que se negó a buscar juguetes nuevos en el viejo baúl de aquél abuelo que no llegó a conocer.

Dije: "Soy"
Y estuve.
Aquí es otro aquí.
Digo: "Estrella"

Así sea.

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