lunes, 21 de septiembre de 2009

Infectados

Las piedras. Miremos las piedras.
Angulosas, redondas,
siempre duras cómo piedras.
Tropezamos con ellas.
Tropezamos con ellas.
Podríamos apartarlas.
Podríamos esquivarlas.
Pero no.
Las llevamos a nuestra casa,
les hacemos un altar.
Nos preguntamos
qué o quién las puso ahí
qué o quién hizo
que tropezásemos con ellas
que tropezásemos con ellas.
Pero no
qué o quién las hizo piedras,
qué o quién las arrancó
de montañas poderosas,
de volcanes lejanos,
del dulce lecho
del fondo marino.
Qué o quién las llevó ahí
Qué o quién las pisó antes que nosotros
qué o quién antes
tropezó con ellas
tropezó con ellas.

Sólo son piedras.
Pero un día fueron...
Pero son lo que quedan.

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