jueves, 17 de septiembre de 2009

Things i never will tell



“Puede pasar cualquier cosa ¿verdad? Cualquier cosa. Puedes amar tanto a una persona... que tan solo el miedo de perderla haga que lo jodas todo y acabes perdiéndola... Puedes despertarte al lado de alguien a quien hace algunas horas ni siquiera habías imaginado conocer y mírate ahora... Es como si alguien te regalara uno de esos puzzles con piezas de un cuadro de Magrite, de las fotos de unos ponies, o de las cataratas del Niágara... se supone que ha de encajar,... pero no”





“Pregunta: alguien que es incapaz de ayudar a si mismo puede ayudar a los demás? ¿Qué clase de vida me espera? ¿Será como yo me esperaba? Eso son dos preguntas, ya lo sé... ¿Todo el mundo se estará haciendo las mismas preguntas?”




“Este es el momento antes del momento. ¿Qué viene después? ¿Qué hubo antes? ¿Qué me hace sentir como me siento? Saber y no saber nada al mismo tiempo ¿Quién sabe?”


“ Creo que la fe es injusta: me parece muy injusto que algunas personas tengan fe y otros no la tengan. Cuando somos felices no nos damos cuenta, eso también es injusto. Deberíamos vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos en que nos haga falta pudieramos coger un poco, del mismo modo que guardamos cereales en la despensa o recambios de papel higiénico por si se acaba, ¿entiende?”




Cada vez piensas que en esta ocasión lo harás bien. Que no repetirás los errores o lo que crees que fueron los errores que cometiste la última vez. Pero no es así, claro. No es tan sencillo. Aquella mirada en sus ojos. Aquella conversación sobre los domingos... Por un momento pensé que... en fin, me equivoqué




Aunque si volviera a encontrarla tendremos que empezar de nuevo, claro... Las cosas que nunca se dicen suelen ser las más importantes. ¿Acaso no es siempre así? Me gustaría encontrarla para decírselo...





¿Qué voy a hacer ahora?




¿Diga? ¡Hola! ¿Cómo estás? No, no he recibido ninguna carta. ¿Me has escrito una carta? No me lo puedo creer. Dime. No lo entiendo. Porque hace 25 días me querías, ¿verdad? Sólo dime que entonces… dime que hace 25 días aún me querías. Por favor. ¿Cuando fui a decirte adiós aún me querías? Ya, sólo dime que entonces me querías. Es lo único que te pido. ¿Que no puedes, cómo que no puedes? ¿No puedes decirme que me querías? Es que… no lo entiendo, francamente, no lo entiendo. Lo siento. ¿Por qué me disculpo? ¿Por qué? ¿Cómo que solo? Estás solo ahora, ¿no? Estás solo, ¿no? No me lo puedo creer, no me lo puedo creer, no puede ser. Espero que sea checa o eslovaca, no te habrás enamorado de una ingeniera de Montana. Sí, ya, mira, ahora no me digas que no es eso. ¿Me oyes? Por favor. Sí, claro que leeré la carta. Es posible que hasta la enmarque. Haré fotocopias y la repartiré. La enviaré al Newyorker. Claro que la leeré. Pues sí, mira, porque ahora estoy en un pequeño problema, ¿sabes? Estoy en esta puta cuidad y vine aquí para estar contigo. Acepté este estúpido trabajo por ti y tú te vas a Praga y me haces esto. Ya sé que quedamos en que lo hacía porque yo quería. Ya lo sé. ¡No digo que seas el responsable! No necesito que me recuerdes que aún no sé qué hacer con mi vida. ¿Me haces ese favor? Simplemente eso. Muy bien, gracias. ¿Que se ha acabado? Es increíble. ¿Se ha acabado y ya está? Tanto si te gusta como si no. De acuerdo. De acuerdo…



Qué difícil. Pero me parece que aún es más difícil quedármelo para mí sola. Supongo que por eso lo hago. Tú siempre me preguntabas en qué momento empecé a quererte. Empecé a quererte exactamente cuando llamaste para decir que me dejabas. De hecho fue en ese preciso momento quando olvidé el amor que sentía antes. Me olvidé de la ternura. Y el sexo. De tu lengua. Me di cuenta de que lo que había sentido antes no era más que el simple reflejo de lo que es el amor. Descubrí que no te había querido nunca. De repente pensé en aquella tortura que practicaban en Francia. ¿Sabes qué hacían? Ataban las extremidades de una persona a cuatro caballos y los azuzaban en direcciones diferentes. Pues así es como me sentí. Así es como me siento. Ahora ya sé lo que es amar. Te amo con esa clase de amor que había rezado por sentir cuando era una adolescente y que ahora rezo por no volver a sentir. Nunca más. No lo sé. Sólo quiero que sepas como me siento. Y no, no te creas que lo que quiero es volver a intentarlo. No. Sólo… sólo quiero que sepas como me siento. No quiero que tú sigas con tu vida sin saber cómo me siento. No lo soporto. En fin. Creo que ya está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario