A este lado del paraíso,
en esta parte del silencio,
las pequeñas felicidades van y vienen,
mutiladas, esperando
a girar los ojos y ver allí
aquel otro rostro
que todo lo ocupa.
Pero no.
Y sin embargo, todo sigue.
Amanece, que es bastante,
y al final el sueño surge,
extendiéndose cómo un manto por el tiempo.
Y el olvido se va llenando
de otros recuerdos
que no olvidan,
pese a todo,
pero van siendo
ya otros.
Estrellas que alcanzar
Hace 6 años
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