viernes, 13 de noviembre de 2009

Unas flores bonitas


Miro a los ojos arrancados
del perro que acabo de atropellar
en ellos, su último recuerdo:
Sangre humana goteando entre los dientes
y un llanto lejano que se ahoga en el cieno.

(Fuera, el sol, los pájaros, la tarde temprana
que anuncia que se acerca el invierno)

Rasgo con las manos desnudas la máscara
de heces que cubre ese rostro demacrado
y arrojo una por una a las llamas las dos o tres esperanzas
que atesoraba para los tiempos de miseria.

(Allí canta un ave, allá se besan los viejos amantes)

Pisoteo adrede este montón de hojas sueltas
donde ayer mismo escribía mis anhelos.
Hoy son basura, y hieden de tal forma
que sólo puedo ver mi rostro en ellos.

(Se mecen suaves los árboles al viento.
Se acurruca el mundo vencido por el sueño)

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