lunes, 23 de noviembre de 2009

Nominado al imbécil del año

Lo peor es ahora.
Me dijeron que el tiempo
y todas esas cosas.
Promesas, solo promesas
tan vacuas como las mías.

Ayer, al menos, podía
ocultar mi rostro un momento,
liberarme un segundo
mirando hacia otro lado.
Apenas bastaba
un suspiro.

Ayer veía
manos amigas
que me abrazaban sin preguntas
y yo no tenía voz
para las respuestas
y no pasaba nada.
El mundo tenía
un orden perfecto
que era mentira.

Y yo me aferraba
a la tabla vacía
de un dolor sin nombre
que no dolería.

Pero la venda estaba
sobre la arteria equivocada
y la sangre sigue fluyendo
como el primer día.
Y ahora las manos
se me tienden amigas
y yo cruzo los brazos
me acurruco
busco en un rincón
aquel otro silencio
maldigo cada frase
cada palabra
cada suspiro
que exhalé cuando no podía
que dije cuando no debía.
Y cierro los ojos
y ansío las lágrimas
y solo veo
la eterna lista
de promesas no cumplidas
y busco una,
solo una
a que aferrarme
que me devuelva la sonrisa
aunque sea solo por un instante
y quiero
estirar los dedos
rozarla un momento
aunque sea de aire
y sin embargo,
tiemblan mis labios
se encogen mis manos
vuelvo a mi mismo
vuelvo a la nada
al fin y al cabo
es el camino
que me he marcado.
Alzo la vista
contengo la rabia
y no veo ni una
promesa cumplida
siquiera soñada
veo que no supe
ofrecer nada
y se me agolpan los gritos
en la garganta.
Pero ya no es tristeza
es solo ira,
es solo ganas de
terminar con todo
mandarme a la mierda
dejar estallar
mi maldito cerebro
arrancarme de cuajo
el montón de excrementos
al que llamo alma
dejar de ser yo
olvidar que he existido,
borrarme del planeta.
O simplemente
acurrucarme despacio,
acariciarte los labios
como si de todo esto
no hubiera pasado nada.

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