con la vana esperanza de que un rato después sea más tarde
y el esquelético tiempo oree las horas inútiles
llevándose con él las nadas y las lágrimas.
Hablar quedo y breve, lejos ya cualquier entusiasmo,
mirando hacia la salida, o hacia abajo,
según quede más próximo,
engañándose:
Mirando atrás de reojo.
Esperar ya nada, ir llenando huecos,
todo burbuja alrededor, todo intocable,
todo distancia, todo tan afuera...
Y vivir, o lo que sea, sobreviviéndose,
arrastrando silencios y deseos
esperando milagros imposibles,
ansiando que vuelva el sueño
o que se vaya
o lo que sea.
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