sábado, 16 de enero de 2010

Las tres dimensiones del asesinato

La oscuridad era otra cosa
no este alma ciega
que remite a otros momentos
en que desvanecerse no importaba.

Cada paso es una huida
y cada segundo un silencio.
Un millón de errores no dejan
que el cielo se dispare
y se ausenten las distancias
como si fueran cascadas.

De un cementerio azucarado llegan
otras líneas de otros tiempos
futuros inflamables que destilan
perezas por siete costados.

Todo polvo, todo vacuo,
muerte por rabia o llanto,
la insoportabilidad del hombro
es solo inexistir de otra manera
y revienta por dentro el aire
implotando perfumes extraños
de penumbras y certezas.

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