miércoles, 16 de diciembre de 2009

IP

De repente, todo se viene abajo,
todo lo que uno había olvidado,
lo que recordaba.

Así, cómo por azar,
sin quererlo,
la realidad recuerda
que no fue un sueño.
Que estuvo ahí.
Qué pudo haber sido
y por qué no fue.

Y duele.
Duele cómo el primer día,
como el maldito primero momento
en que...

Y vuelve el frío,
y vuelve el miedo
y las lágrimas
y lo otro.

Y otra vez en el centro del fondo del pozo
siquiera a ese lado
en que había al menos algo de rabia
algo de odio,
un otro en el que repartir la culpa.
No.
Otra vez aquí enmedio,
sólo.
Temblando.
Llorando.
Gritando.

Y el tiempo que no cesa vuelve a mirar a los ojos
con sus pupilas color de arena.



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