jueves, 10 de diciembre de 2009

Dos o tres soles

Mira esas nubes.
No son la calma
que precede a la tormenta.
Es humo todavía
de una batalla reciente.

Escucha este silencio,
no es la noche quién lo reclama.
Son tantos hoy los cadáveres
que hasta los buitres
ya hartos,
dormitan.

Bajo tus pies no hay arena,
son cenizas,
y ese calor que sientes
no es el sol,
son llamas.

Y sí, lo sabes, debajo de tu máscara
no hay todo aquello que te inventas.
Ahí adentro no queda nada.
Nunca lo hubo, y no esperes empezar ahora
a ser lo que no eres.
No esperes
nada.

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