Corazón de mudanza. Una última lavadora, mirar la comida que queda. Las cajas y los libros que todavía asoman. Pronto, este amanecer será distinto. Serán otros los rostros con que me cruce, el tráfico que me despierte, los pasillos que recorra medio dormido. Será otro el aparcamiento que no encuentre, el supermercado donde reposte. Las llamadas que reciba de la gente que está cerca. Las esquinas de referencia. Será otro el camarero del primer café y la última cerveza. Las estanterías que mire, el balcón de tender la ropa.
No hay placer que sea malo en sí mismo. Lo que es malo son las desagradables consecuencias que puedan resultar si no se usa la cabeza cuando se decide qué placeres perseguir y cuáles evitar.
Epicuro 341-270 a.c.
Lo que pudo existir brilla un instante, Luego deja sus sombras marcadas para siempre, Fue tiempo de soñar, y sin embargo Estaban ya las cartas repartidas. (Luís García Montero. Habitaciones Separadas)
Tú no eres como los demás niñ@s -decía mi madre- Y si no puedes sobrevivir en este mundo, mejor será que te construyas uno propio. (J. Winterson)
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