jueves, 3 de junio de 2010

Más jaquecas

No cesa este silencio ni ese ruido,
no hay sombra donde cobijar el alma
ni rincón en que acurrucar el olvido.
Solo el constante resonar del polvo y de la nada.

No acude este sol aunque lo llame
ni arde este fuego aunque lo prenda.
No se calma este pensar aunque lo mime
ni se detiene este llorar aunque lo quiera.

No delira este mar aunque lo sueñe,
no se rompe este muro aunque lo viva.
No aguanta este instante ni se mueven
este dolor, esta lágrima, esta herida.

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