viernes, 18 de junio de 2010

Relativamente lejos

Hoy el olor de los días perdidos,
es rastro infame que golpea los ojos
cuando se entrecortan en algún acierto.

Sigue el tiempo destrozando afrentas,
donde lo dulce fue otra herida
y la espera una utopía.

Una última llamarada en el bolsillo
juguetea con los eones y las piedras:
el amargo vivir de la victoria.

Allá en el cielo las mareas
arrojan sedales a pies sin huella
y se revuelve otra vez el infinito.

Se han perdido tantas carreteras
que ya carece de ser el invierno.
Pero la lluvia sigue entre ramas podridas.

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