Piedra sobre piedra,
esta ventana se está rompiendo,
ya apenas entra cielo o madrugada.
Las puertas se rasgan,
viene el hielo atronador,
buscando humaredas y presagios.
Cancelando brillos entre esparto,
acumulando vicisitudes e improperios,
caminos prietos de amarillo y nada.
Un día, un segundo, una duda,
remendando futuros, justificando agujas,
bailar en un mar de otros antaños.
Hogar donde doblan las campanas,
ramas secas y viento insolvente,
retumbar de horas muertas galopando.
Líneas a mil partes, veranos sutiles
para invadir desiertos y virtudes,
calma entre tormentas, truenos atardeciendo.
Estrellas que alcanzar
Hace 6 años
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