viernes, 9 de abril de 2010

Laberinto

Todo paréntesis bajo las nubes,
todo segundo más y hielo.
Mira el horror desde montes lejanos,
espera la guadaña segura entre las manos.

No amaina el huracán entre las flores
ni canta el pájaro en primavera,
todo es desierto de pieles y quebrantos,
todo hiel última en los labios
y equívocos sobre caballitos de madera
chapotean todavía entre cristales rotos.

La certezas incólumes pasean ufanas
sobre vientos que no revuelven más que basura
y rabias que no agreden más que a farolas.

Desde el más lejano anochecer, llama otra tristeza
u otro nombre que no se conoce
y desgrana de nuevo las escasas gotas
que aún riegan otras presencias menos claras.
No hay otro sueño posible, entonces,
que huir de la mayor de las claridades,
el alma apretada contra la pared,
la vida derramándose en las alcantarillas,
el tiempo enjuagándose los ojos
con restos de cieno y esperanzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario