miércoles, 15 de septiembre de 2010

Desde cuándo

Los sátrapas todavía sestean indómitos
en el mugriento recodo de los pianos
con la frente indómita y podrida
del esquivo enrojecer de las montañas
y la fugaz manera de resubirse a las esquirlas.

Mañana ajena a otros universos, o bandidos
amparados por la urgencia de lo prístino,
todo es el mismo revólver sin sextercios,
el mismo claudicar ante los arcángeles,
y demorar mil galaxias en trincheras.

Hoy reubica el sinsentido su clandestinidad
que rabia entre cánticos y buceos
la infamia de las evidencias insondables.

Cerbatanas amarillas se arremolinan en el prado:
Hoy seduce el reloj las páginas enfermas
y se acaba el principio al comienzo de otra nada.

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