Reclinado como otrora, apenas crepúsculo,
circunnavegando la falacia impura
de la estática entre algodones.
Un ejercicio más, arrancar
el fondo de lo arcaico
sin elefantes que adoren
noches más innatas que los cuerpos.
Siempre restos, un hilo,
un laberinto, una idea.
Puertas abiertas de puertas adentro,
hoy ya no es todavía,
ya no quedan más tormentas en los valles
y los caballos se aíslan sobre sus costuras
rompiendo a graznidos el dudoso contar de lo alcanzable.
circunnavegando la falacia impura
de la estática entre algodones.
Un ejercicio más, arrancar
el fondo de lo arcaico
sin elefantes que adoren
noches más innatas que los cuerpos.
Siempre restos, un hilo,
un laberinto, una idea.
Puertas abiertas de puertas adentro,
hoy ya no es todavía,
ya no quedan más tormentas en los valles
y los caballos se aíslan sobre sus costuras
rompiendo a graznidos el dudoso contar de lo alcanzable.
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