Milésimas después, el rostro firme
analiza con gesto solemne las ausencias
y traza un mapa de tragedias y futuros
al que escapa el juego por milímetros.
Horas después, se perfila marrón un fantasma
en la sombra acogedora de lo límpido,
aquella vida ingeniosa de mares multicolor
donde pasearse extraño e inconstante
como un ladrido silenciado a media noche.
Años después, las últimas cavernas
siguen desplomándose sobre ríos angostos
y cielos amarillos anuncian la llegada del crepúsculo
que ronronea con vestigios de lanzas
hiriendo las últimas motas de vida y aire.
¡Spam!
Hace 2 años
Silvio, el gran Silvio, el único ...
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