Esquirlas de fogueo, no hay calma posible.
En otros caminos se pierde la aurora
y la huida se hace tan eterna como un día cualquiera,
con la esperanza sin retorno de amanecer en cualquier montaña.
Han explotado una por una las banderas
y no quedan ni vientos ni colores
de la marchita espera que sesteaba
distante y sangrando como un huracán
que recorriese sin hallazgos sus oleajes.
Futuros en desguace, tramas rotas
que bendicen con miseria innata los dolores demasiado tardíos.
Un tornado de almas en pena barre la ciudad,
en una vieja barraca, sueña el nadie con la nada.
¡Spam!
Hace 2 años
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