Nubes corredizas se posan
en las cavernas que no exlaman
su viento adrede entre los campos.
Un pastel de gloria atenaza
los reflejos inexactos de la noche
y el trigo impuro entre sus labios.
Llama el ojo a otro pálpito
y caminan entre las fugaces sombras
que acuden sin vello a la mañana.
Podría decirse que de todo
rasguea acordes con ínfulas baratarias
el córvido espacio de la victoria pírrica.
Pero en un segundo presente, u otro suspiro,
piden odio y palabra lo esquivo de la hoguera,
el confuso mar de lo irresoluto como medio.
Pérdidas infames o inconsecuentes,
cúspide eterna del fuego o de la nada,
se sueñan los montes un paraíso que no existe.
¡Spam!
Hace 2 años
GUAPO
ResponderEliminarEsto...
ResponderEliminarGracias...