lunes, 15 de marzo de 2010

Furibundo

Reboto como una pila caústica
en un bucle casi permanente
contra las purpúreas roturas
que se alejan desde otras playas.

Ojivas subcutáneas que predicen
pasados circulares como tronos
y tapian precarios corrimientos en desuso
allá donde se acumula el hedor de los neones.

Un perpetuo faro que socorre
con paso insípido lo soñado
traza con mano ígnea más perfiles
en ochenta y cuatro pergreños.

Yesca nocturna, al fin,
este pasar de pieles escondidas,
que no rompen más que un siglo
o la tenue brisa de otro marzo.



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