na imagen de tiempos remotos
cobra vida un nanosegundo
durante la hora trágica que precede
siempre a la catástrofe:
En el centro, macabro, un palo,
enervado y cejijunto, baila
compases sencillos en silenciosa armonía,
desmitificando errores comunes
y puras apariencias.
Hoy el cristal, más duro que nunca
giró con fiebre en el otro sentido
e implotó como siempre, lejos,
con hiel de otros lacrimales en las manos.
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Hace 2 años
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